
Gaza de nuevo…
¡Transmitimos vida!
El pasado 29 de mayo se cumplieron 600 días desde el comienzo del genocidio israelí en Gaza. Seiscientos días marcados por el horror, la pérdida, el sufrimiento.
Sigue el genocidio.
Además de las bombas cayendo sobre viviendas, campamentos de desplazados y hospitales, ahora se utiliza la hambruna para eliminar a un pueblo, el pueblo palestino. 116 mil toneladas de alimentos y medicinas dispuestas para entrar en Gaza. Prohibir el paso a esos suministros, hacer que no lleguen y sembrar la duda de si se están desviando para que no lleguen a los almacenes cuando son los controles los que lo impiden, es la estrategia.
El Gobierno israelí ha estado durante tres meses impidiendo la entrega de ayuda esencial, cuya gestión pretende ahora manejar sin control de organizaciones humanitarias y oficinas de Naciones Unidas.
80 a 150 camiones diarios tendrían que estar entrando para paliar la hambruna -antes del conflicto solían entrar unos 500 camiones al día-. La ayuda sigue entrando con cuentagotas a la Franja, donde viven 2,2 millones de personas. Cada día que pasa y no se abre la frontera y no se permite pasar los suministros bloqueados allí, es un desastre, un día más de infierno para toda la gente que vive allí. Y el colmo del retorcimiento es que sea Fundación Humanitaria de Gaza, fundada por Israel y apoyada por Estados Unidos, de carácter privado y rechazada por organismos internacionales, como Naciones Unidas, quien quiera hacer el reparto de la comida – la que no es suya y la que quiere repartir suya cobrando – ninguneando a organismos internacionales y aniquilando así las propias redes de vida existentes en Palestina.
La ONU y distintas ONG que operan en Gaza se han negado rotundamente a participar en este sistema promovido por Israel que, aseguran, constituye una “militarización de la ayuda humanitaria”.
Estas fuentes apuntaron además que Safe Research Solutions, la firma de seguridad estadounidense que ya durante el alto el fuego controló los accesos entre el norte y sur del enclave, también está presente para asegurar la distribución en estos puntos.
La mayor parte de la ayuda humanitaria cuya recogida y distribución coordina la ONU sigue en Ammán, la capital de Jordania, esperando a poder ser repartida entre la población gazatí. Israel no solo impide la entrada de alimentos, sino que también ha destruido la inmensa mayoría de campos de cultivo, invernaderos y granjas de producción local.
El embajador palestino en la ONU, Ryad Mansour, rompió a llorar mientras hablaba de las condiciones a las que se enfrentan los niños y las niñas gazatíes:
“Desde que Israel rompió el alto el fuego en marzo, más de 1.300 niños palestinos han sido asesinados y unos 4.000 han sido heridos. Son niños, ¡niños!”.
Niños y niñas al borde del agotamiento, como Yaqeen Hammad, que ayudaba como voluntaria a su hermano mayor, trabajador humanitario, repartiendo comida, ropa y juguetes entre familias desplazadas. Se había hecho conocida en redes sociales por sus consejos para sobrevivir bajo los bombardeos. Uno de ellos acabó con su vida el martes. Tenía 11 años.
Niños y niñas como los diez hijos de Alaa al Najjar, una pediatra del hospital Nasser, al sur de Gaza. Salió de casa el pasado sábado para ir a trabajar y salvar vidas. Minutos después, nueve de sus diez hijos morían en un ataque.
El 15 de mayo, aniversario de la NAKBA de 1948, asistí a la manifestación en la plaza del Pilar de Zaragoza. Una chica palestina se dirigió a los manifestantes:
“¡No transmitimos odio, transmitimos vida!”
vida y esperanza que el gobierno Israelí y su ejército quieren truncar.
Me llamó la atención una entrevista a un jefe del TEDAX, le preguntaban a qué tenía miedo y contestaba: Personalmente a perder la ilusión, la esperanza y la vida. Y también a que mis seres queridos les falte la salud.
Mi cabeza se fue a Gaza, al esfuerzo de las madres por mantener la esperanza y la vida y a la necesidad de que reaccionemos viendo la crueldad que supone hacer que muera un pueblo por bombas o por hambre.
“La ONU alerta: 14.000 bebés podrían morir en Gaza en las próximas 48 horas”.
“Tenemos los alimentos, tenemos la ayuda y tenemos la experiencia y el conocimiento necesario para tratar la desnutrición infantil, pero necesitamos acceder inmediatamente para prestarles ayuda. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras se bombardea a gran escala un país al mismo tiempo que se mata de hambre a toda su población. Desde Amnistía Internacional lo decimos con claridad: esto es un genocidio. Y lo más grave es que el mundo lo está permitiendo”.La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) solo ha podido recoger el contenido de unos 200 camiones con ayuda humanitaria de los 900 solicitados, debido a las restricciones de acceso y la inseguridad. La oficina también ha denunciado que las autoridades israelíes siguen rechazando los intentos de las organizaciones humanitarias de coordinar movimientos dentro de Gaza, incluido un operativo previsto para el miércoles que buscaba recuperar combustible (necesario para hacer funcionar generadores de electricidad, como los de los hospitales) en Rafah. En total, seis movimientos coordinados han sido denegados.
Leo un mensaje de la UNRWA: “Hace unos días, el ejército israelí bombardeó dos veces una de nuestras escuelas en este campamento de Gaza. La primera a las 18:00, la segunda a las 22:20, cuando intentábamos ayudar a los heridos. En su interior había 2.000 personas que usaban la escuela como refugio. Decenas fueron asesinadas, entre ellos niños. Pero quiero que sepas algo: Israel está avanzando y arrebatando cada día terreno y derechos a una población exhausta. Este tipo de ataques y destrucción son parte de una estrategia para expandir el territorio que dominan en Gaza hasta conquistarla por completo. Nosotros seguimos ahí, siendo los ojos del mundo ante la barbarie, alimentando y curando a hombres, mujeres y niños inocentes. Pero si no nos unimos y exigimos un alto el fuego definitivo, ellos escribirán la historia de Gaza”.
Cada día, cuando preparo la comida, recuerdo a las madres de Gaza que no pueden hacerlo. ¿Podemos hacer algo? ¡No callar! Y visibilizar las iniciativas que están en contra del genocidio.
La coalición “It’s time”, alianza de más de 60 organizaciones en la que judíos y árabes trabajan juntos por la coexistencia, la reconciliación y la paz, ha organizado recientemente la Cumbre de los Pueblos, más de cinco mil personas buscando un futuro distinto. En el cierre, la periodista Makbula Nassar hizo un llamamiento:
“Escuchemos los gritos de los niños hambrientos de Gaza. Pongamos fin a la crueldad y los crímenes que hemos presenciado durante demasiado tiempo, porque no habrá un día después para nuestras conciencias”.
Las palabras están para ser utilizadas. Y 380 escritores e intelectuales del Reino Unido e Irlanda junto a 300 francófonos por otro, han decidido denunciar el genocidio que el Gobierno de Israel está llevando a cabo en Gaza. Han firmado una carta pública en la que reclaman un alto el fuego inmediato, la distribución sin restricciones de ayuda humanitaria en la Franja, la liberación de los rehenes israelíes capturados por Hamás y la liberación de los miles de prisioneros palestinos retenidos arbitrariamente en cárceles israelíes.
Los autores señalan cómo organizaciones humanitarias de la talla de Amnistía Internacional, Médicos sin Fronteras, Human Rights Watch, la Federación Internacional de Derechos Humanos o el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, así como numerosos historiadores y especialistas, han identificado como genocidio o actos de genocidio la ofensiva de Israel en Gaza.Urge amplificar estas voces. Mostrar que el mal no lo ocupa todo. Hoy iré a la manifestación silenciosa de Zaragoza contra el genocidio en Palestina.
Pilar Sarto Fraj. Miembro de Acción Solidaria Aragonesa.