Todo es política.
Señoras, señores, repitan conmigo por favor: “Todo es política”. Los desahucios son política, la inmigración es política, el urbanismo también, la pobreza es política, el empleo y el paro son política, el machismo y los señoros son política, el acceso a la vivienda es política, la sanidad y la educación por supuesto. Las religiones lo son.
La literatura es política, y el cine, y el resto de las artes también. Las muertes por la DANA en Valencia y las de personas mayores en residencias durante el COVID son política.
La industria es política, la agricultura y los incendios de bosques también. El consumo y la moda son política. Los sin techo son política. La economía, los bancos, las finanzas y las multinacionales claramente. Son política la cultura, el periodismo, los influencers, la IA,las redes “sociales”. Las manifestaciones y huelgas son políticas. El feminismo, el género, el sexo y lo personal lo son también.
El comercio, la venta de armas y también las guerras son política. El exterminio en Gaza es política. El silencio y la poca vergüenza también. El deporte, claro, también lo es. Lo son las federaciones deportivas. Lo es el fútbol, lo son los campos de deporte, lo es el esquí y los pelotazos asociados.
La participación del equipo ciclista de Israel es política. ¿Cómo no va a ser política también el ciclismo y la vuelta a España 2025? ¿Cómo separar una de otra? .
Juan Antolín, socio de ASA